Por Luis Martínez Alcántara
El Desfile de Acción de Gracias de Macy’s celebra este año su centenario como uno de los eventos más emblemáticos de Estados Unidos. Desde su inicio en 1924, este espectáculo comenzó como una estrategia comercial organizada por empleados inmigrantes de Macy’s, quienes introdujeron carrozas y disfraces inspirados en tradiciones europeas. Hoy, el desfile es un evento cultural masivo que atrae a millones de espectadores en las calles de Nueva York y a otros 50 millones a través de la televisión.
El Día de Acción de Gracias, celebrado el cuarto jueves de noviembre, es una fecha clave para las familias estadounidenses. Esta tradición tiene sus raíces en 1621, cuando los colonos ingleses compartieron su primera cosecha con los nativos americanos como símbolo de agradecimiento. A lo largo del tiempo, el día ha evolucionado hacia una celebración de unión familiar, con cenas abundantes donde el pavo es protagonista, y actividades que incluyen el desfile y el inicio oficial de la temporada navideña.
El desfile ha crecido en magnitud y espectacularidad con el paso de las décadas. Más de 8,000 participantes dan vida a este evento, que cuenta con globos gigantes representando personajes populares, carrozas temáticas, bandas musicales y presentaciones en vivo de artistas reconocidos. Santa Claus, en su aparición final, marca el inicio de la Navidad, consolidando el desfile como un símbolo de esperanza y celebración.
El impacto del evento no solo es cultural, sino también económico. Cada año, el desfile genera ingresos significativos para Nueva York al atraer turistas y aumentar el comercio local. Además, sirve como plataforma publicitaria para marcas y artistas, destacando su relevancia tanto en el ámbito comercial como en el familiar, uniendo generaciones frente al televisor o entre las multitudes.
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