
Por Redacción:
Ciudad de México, miércoles 24 de septiembre de 2025. Después del asesinato de un estudiante y las lesiones a un trabajador en el CCH Sur, el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, instruyó revisar de inmediato los protocolos de seguridad en los planteles y convocó a las instancias universitarias encargadas de la materia para sesionar de urgencia, con el objetivo —dijo— de “hacer de nuestros planteles espacios seguros y libres de violencia”. El anuncio apareció anoche en mensajes oficiales y fue confirmado por diversos medios: la Secretaría General llamará a la Subcomisión de Bachillerato de la Comisión Especial de Seguridad del Consejo Universitario para evaluar medidas y ajustes operativos desde el nivel medio superior, punto donde ocurrió la agresión.
El rector condenó los hechos y subrayó que “la pérdida de una vida y la manera en que sucedieron no tiene precedentes y así hay que asumirlo”, un énfasis que marca el tono de la intervención institucional tras la jornada de protesta y luto que reunió a alumnas, alumnos y madres y padres frente a Rectoría. En paralelo, la Universidad activó programas de orientación y acompañamiento psicológico para la comunidad afectada, al tiempo que reiteró su cooperación con la Fiscalía capitalina y la Secretaría de Seguridad en las investigaciones.
La UNAM informó además que recibió dos pliegos petitorios —uno de un grupo de madres y padres del CCH Sur y otro de estudiantes—, documentos que alimentarán la revisión de protocolos con demandas concretas sobre controles de acceso, vigilancia, rutas de actuación ante riesgos y acompañamiento posterior a incidentes. En su pronunciamiento, la Rectoría aseguró que analizará y dará seguimiento a los planteamientos, mientras el Consejo Universitario procesa la ruta de acuerdos.
El movimiento administrativo acontece con un telón de fondo duro: el lunes 22, un joven de 16 años murió por heridas punzocortantes dentro del plantel; un trabajador que intentó detener al agresor resultó lesionado; el presunto responsable —identificado por la Fiscalía como Lex Ashton “N”— fue asegurado y permanece hospitalizado bajo custodia tras lanzarse de un edificio durante la huida. La FGJ-CDMX abrió una carpeta por homicidio calificado y lesiones; en redes circularon imágenes previas donde el señalado posaba con armas blancas, material que ya es parte de las diligencias.
Mientras los peritajes avanzan, la decisión de poner la lupa sobre los protocolos busca cerrar brechas operativas —desde el filtro de ingreso hasta la respuesta in situ— y ajustar responsabilidades entre guardias, autoridades de plantel y coordinación con policías y servicios de emergencia. En lo inmediato, la instrucción de convocar a la Subcomisión de Bachillerato sienta el primer paso procedimental; medios como La Jornada, Latinus, Aristegui Noticias y Proceso coincidieron en el núcleo del mensaje: revisión integral, redoble de esfuerzos y seguimiento a peticiones de la comunidad, con comunicación pública del rector en el transcurso del martes.
La comunidad universitaria, por su parte, se movilizó: hubo guardias, minutas con autoridades y organización de marchas de luto desde el CCH Sur hacia Rectoría, además de llamados a no normalizar la violencia ni la exposición de estudiantes y personal administrativo. En sus mensajes, Lomelí insistió en que la Universidad “cerrará el camino a la violencia con construcción de paz y acción decidida”, una línea que anticipa ajustes no sólo de procedimientos, sino de cultura institucional frente a riesgos y señales de alarma.
El calendario inmediato marca tres frentes: 1) sesión urgente de la subcomisión para revisar y proponer cambios (accesos, detección temprana, alertamiento, simulacros y protocolos de contención); 2) mesa de trabajo con representantes de madres y padres y con comisiones estudiantiles para aterrizar compromisos verificables; y 3) acompañamiento psicosocial a la comunidad del CCH Sur y planteles vecinos. La revisión no es un trámite: será el termómetro de qué tan rápido y con qué profundidad la UNAM logra blindar su cotidianeidad académica tras una tragedia que, como reconoció el propio rector, exige respuestas extraordinarias.