diciembre 5, 2024
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A medida que el cuerpo se calienta, señalan, los vasos sanguíneos se dilatan.

El exceso de calor o estar expuestos a altas temperaturas, sobre todo en tiempos de sequía prolongada como sucede actualmente, puede generar graves riesgos la salud, como por ejemplo, en las personas con problemas de hipertensión, advierten expertos en la materia. 

Ante las altas temperaturas que se sienten en las regiones costeras, donde se llegan a los 45ºC, es importante que las personas tomen sus precauciones, sobre todo las personas con enfermedades degenerativas, como la hipertensión, porque un golpe de calor les puede comprometer la vida, señaló José Alfredo Domínguez Chan, coordinador de Bienestar Social en Ciudad del Carmen, Campeche. 

Señaló que es importante que las personas tomen las precauciones y no hacer ejercicios al aire libre a partir de las 11:00 horas de la mañana a las 4:00 horas de la tarde, y tampoco deben salir sin ninguna medida de protección. 

Dijo que muchas veces las personas vinculan el golpe de calor con la hipertensión, porque los síntomas del golpe de calor son: exceso de sed, sudoración, mareo, y las personas con enfermedades degenerativas son los que más sufren con esta ola de calor, además es un riesgo para ellas, sobre todo, las que no llevan un control y con un golpe de calor pueden comprometer hasta su vida. 

Por eso, las personas con hipertensión son las que más sufren con la ola de calor. Por ello, los expertos en salud recomiendan a las personas evitar exponerse mucho tiempo al sol, ya que las temperaturas altas se comienzan a sentir a partir de las 11:00 horas de la mañana hasta las 4:00 horas de la tarde. 

A medida que el cuerpo se calienta, señalan, los vasos sanguíneos se dilatan, se abren. Esto hace que tengamos una tensión arterial más baja y que el corazón trabaje más para empujar la sangre por todo el cuerpo. 

Esto puede causar síntomas leves, como sarpullido con picazón o pies hinchados. 

A la vez, empezaremos a sudar, y esto lleva a la pérdida de líquidos y sal y, de manera crucial, cambia el equilibrio entre ellos en el cuerpo. Esto, combinado con la presión arterial baja, puede hacer que nos dé un golpe de calor o insolación. 

Los síntomas incluyen: mareos, náuseas, desmayo, confusión mental, calambres musculares, dolor de cabeza, sudoración intensa y cansancio. Si la presión arterial baja muy rápido, aumenta el riesgo de ataques cardíacos. 

Las autoridades sanitarias dan algunos consejos al respecto: Se debe prestar mayor atención a aquellas personas que puedan tener dificultades para mantenerse frescas, como las personas mayores, personas con problemas de salud subyacentes o que vivan solas. 

Mantener fresco el interior de la casa cerrando las cortinas de las habitaciones a las que le da el sol; beber mucha agua y evitar el alcohol; no dejar a nadie dentro de un vehículo cerrado, especialmente bebés, niños pequeños y animales. 

Mantenerse alejado del sol entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde, cuando los rayos de sol son más fuertes; buscar estar a la sombra; usar bloqueador solar que tenga un alto índice de protección y cubrir la cabeza con un sombrero o gorra. 

Evitar hacer ejercicio durante las horas más calurosas; llevar agua contigo si vas a desplazarte; siempre deberás estar consciente de los riesgos que pueda haber en caso de que decidas bañarte en un río o en aguas abiertas para refrescarte. 

Lo más recomendable es seguir una dieta variada y equilibrada, con un patrón mediterráneo que incluye productos de la estación, principalmente de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, cereales y aceite de oliva, explicó Carmen González Vázquez, profesora de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Internacional de La Rioja, España, en un artículo escrito para The Conversation. 

Nota de Abel López Jiménez.

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