diciembre 5, 2024
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Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI LATAM, empresa de capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

La transición energética mundial vive una nueva etapa. Entra en una fase marcada por el aumento de los costos, complejidad y aumento de los desafíos tecnológicos. A la par, deberá asegurar asequibilidad, resiliencia del sistema energético y seguridad en un entorno macroeconómico cada vez más incierto.

¿Cómo lograr los objetivos de cero emisiones netas?

Abandonar los combustibles fósiles requerirá centrarse más allá de una única solución o tecnología. Se deben abordar consideraciones que abarquen el despliegue de capital, mejora de los casos de negocio, garantía de rendimientos económicos, ajuste de la regulación y establecimiento de un apoyo político y público.

Debe considerarse que la disminución de las emisiones se debe principalmente a factores económicos, en particular a la creciente rentabilidad de la tecnología con bajas emisiones de carbono en sectores como la energía y el transporte por carretera.

El factor económico resultará crucial en la adopción de energías sustentables en distintos sectores. Si en un primer momento se preveía como una inversión a largo plazo, algo que reportaría ganancias ulteriores, hoy se establece como un factor primordial en el ahorro inmediato.

Más aún: la sustentabilidad se detecta como un factor clave en la consolidación de la reputación corporativa que ofrece diferentes dividendos a la empresa como mejor talento, sentido de pertenencia corporativa e incluso mayores márgenes de innovación y resiliencia.

Por otra parte, Latinoamérica tiene un campo fértil en sustentabilidad. Al seguir el ejemplo de sus pares en Asia, Europa y América del Norte, las instituciones financieras latinoamericanas comienzan a presentar programas de sostenibilidad. También a establecer o fortalecer compromisos ambientales.

Muchos de estos compromisos se centran en la reducción de emisiones, incluidas las generadas por la propia institución y las resultantes de sus actividades crediticias o carteras de inversión.

Alrededor de 50 por ciento de los activos bancarios de América Latina pertenecen a instituciones que se unieron a la Net-Zero Banking Alliance. Estas instituciones declararon un compromiso de cero emisiones netas para 2050 y establecieron objetivos de descarbonización considerables para 2030.

Entretanto, el número de productos y transacciones sustentables aumenta constantemente. De acuerdo con la Iniciativa de Bonos Climáticos, la emisión de bonos verdes se duplicó con creces en menos de dos años. Pasó de 13,600 millones de dólares en septiembre de 2019 a 30,200 millones en junio de 2021.

La sostenibilidad se posiciona en un tema a nivel de CEO para las instituciones financieras en América Latina. La experiencia internacional muestra que la integración de la sostenibilidad en los procesos comerciales y funcionales se asocia con la obtención de las mayores recompensas en términos de crecimiento comercial, mitigación del riesgo climático y posicionamiento estratégico.

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