diciembre 5, 2024
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En el corazón de Huixquilucan, donde la naturaleza se entrelaza con la vida cotidiana, un susurro angustiante se eleva desde el suelo sediento. La falta de agua, un eco apagado que reverbera en los bosques y calles de este municipio, se intensifica hasta convertirse en un grito de alarma que no podemos ignorar.

En un escenario donde la tierra clama por gotas que no llegan, Huixquilucan enfrenta una sequía implacable. Las consecuencias son palpables, desde arboledas marchitas hasta embalses desvaneciéndose en la desesperanza. Las sequías recurrentes, agravadas por el cambio climático, han despojado a la región de su vital líquido, dejando tras de sí un rastro de sed.

El panorama no podría ser más desafiante: comunidades que resisten con determinación, pero que ven cómo la escasez de agua amenaza su cotidianidad. ¿Cómo satisfacer necesidades básicas cuando el recurso es tan esquivo?

La falta de agua asola las comunidades y estrangula la vida de los bosques de Huixquilucan. Árboles majestuosos, una vez verdes y vibrantes, se ven ahora sumidos en un lamento silencioso. La sequedad del suelo ha debilitado sus raíces, mientras las hojas, ahora más que nunca, suspiran por la caricia de una lluvia que parece distante.

Los ríos que solían fluir con vigor ahora son meros vestigios de su esplendor pasado. La fauna, dependiente de estos cursos de agua, enfrenta un desafío doble: lidiar con la escasez directa y el impacto en la cadena alimentaria.

Un Grito de Alerta: La Comunidad se Moviliza

Ante esta emergencia hídrica, Huixquilucan se moviliza. La comunidad, consciente de la fragilidad de su entorno, alza la voz para alertar sobre la crítica situación, y hay que decirlo, líderes sociales como David Jiménez García, otrora Octavo Regidor del Cabildo no ha cejado en su ardua labor como gestor que trabaja arduamente para encontrar soluciones sostenibles y concientizar a la población sobre la importancia de conservar este recurso invaluable.

Es claro que la responsabilidad no recae únicamente en manos gubernamentales; cada residente de Huixquilucan es un guardián potencial de esta preciada fuente de vida y asi lo asume David Jiménez García, quien por cierto actualmente es aspirante en la contienda interna de Morena por la presidencia municipal de Huixquilucan. Y el llamamiento es claro y contundente: la falta de agua es una realidad que nos concierne a todos, y la acción colectiva es la única respuesta viable.

Y mire usted, para ponerlo en perspectiva, en México es indudable que estamos ante una crisis hídrica: 60 por ciento de los cuerpos de agua presenta algún grado de contaminación, 157 acuíferos están sobreexplotados, además de que 50 por ciento del territorio ha perdido su cobertura vegetal original.

A nivel nacional y con datos de la Comisión Nacional del Agua, 71 por ciento del territorio presenta un grado de presión hídrica alto o muy alto, lo cual significa que ya no se pueden abastecer nuevas demandas; y 106 municipios tienen alta vulnerabilidad a las sequías, como es el caso de Huixquilucan, que depende de un 70 por ciento del Sistema Cutzamala.

Lo cierto es que el municipio enfrenta una realidad preocupante mientras la sequía se convierte en el protagonista indeseado de nuestra narrativa cotidiana. Las tierras que una vez vibraron con la exuberancia de la naturaleza hoy susurran un lamento seco, donde la falta de agua ha desencadenado una serie de desafíos palpables. Desde los bosques que resisten en silencio hasta los ríos que apenas murmuran su desesperación, la comunidad de Huixquilucan se enfrenta a un escenario crítico que demanda atención inmediata.

Las consecuencias de esta sequía son más que evidentes: la tierra resquebrajada, los árboles marchitándose y la vida silvestre enfrentando una lucha por la supervivencia. La vulnerabilidad de nuestro municipio ante la escasez de agua no solo amenaza los recursos naturales, sino que también pone de relieve la necesidad urgente de una acción concertada y efectiva.

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