Por Luis Martínez Alcántara
Más de 8 millones de peregrinos han llegado a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México para conmemorar el Día de la Virgen de Guadalupe, que se celebra cada 12 de diciembre. Según reportes oficiales, hasta las 20:30 horas del 11 de diciembre, esta cifra ha superado las expectativas iniciales. La afluencia de fieles, que provienen de diversas partes del país y del extranjero, refleja la profunda devoción hacia la Virgen, conocida como “La Morenita”, quien es considerada la madre espiritual de México.
Miles de peregrinos comenzaron a llegar a la Basílica, creando un ambiente festivo y lleno de fe. Las autoridades han implementado un operativo especial para garantizar la seguridad y el bienestar de los asistentes. Este año, el despliegue incluye más de 5,400 elementos de seguridad que estarán activos hasta el 10 de enero para resguardar a los feligreses durante las festividades.
La celebración del Día de la Virgen de Guadalupe tiene un significado histórico y cultural profundo en México. Se remonta a la aparición de la Virgen en el cerro del Tepeyac en 1531, donde se le apareció al indígena Juan Diego. Esta tradición ha perdurado a lo largo de los siglos y se ha convertido en un evento central para millones de mexicanos que buscan rendir homenaje y expresar su gratitud por las bendiciones recibidas durante el año.
Los peregrinos llegan a la Basílica no solo para rendir homenaje, sino también para cumplir promesas y hacer peticiones. Muchos realizan el trayecto a pie, recorriendo largas distancias como una muestra de su devoción. La imagen de la Virgen es un símbolo poderoso que une a personas de diferentes orígenes y creencias, convirtiendo este evento en una experiencia compartida que trasciende fronteras.
A medida que avanza la celebración, se espera que el número total de peregrinos supere los 15 millones durante todo el periodo festivo. La Basílica se convierte en un epicentro espiritual donde los fieles cantan “Las Mañanitas” y participan en diversas actividades religiosas. Este año, las festividades se desarrollan en un ambiente más normal tras las restricciones impuestas por la pandemia, lo que ha permitido una mayor participación y un sentido renovado de comunidad entre los devotos.